martes, 29 de enero de 2013

Museo El Eco


Sullivan no. 43, Col. San Rafael
Del. Cuauhtémoc - México D.F.

www.eleco.unam.mx


A veces, lo menos grande reclama tanta atención como lo monumental. Nos referimos a una obra que podríamos llamar sutil y que compite en Ciudad de México con las grandes atracciones culturales capitalinas. Además es un caso de 'regreso'
que sorprende en estos tiempos porque no es el resultado de la iniciativa privada que va al rescate de lo público sino al revés, es la Universidad Autónoma de México quien salva la iniciativa de un mecenas a punto de naufragar. Se trata de la restauración y ampliación del Museo El Eco.


Allá por los años 50 el escultor Mathias Goeritz convenció a Daniel Mont, un próspero hombre de negocios, para construir un museo dedicado al arte más experimental. Goeritz dispuso de plena libertad para el diseño del edificio aunque se apoyó en Barragán, quien aportó
colores y soluciones en una construcción muy singular y que lleva el sello de la mejor arquitectura de la época. Luces, perspectivas, la búsqueda de un ambiente con calidades poéticas, una geometría pensada para generar sensaciones y favorecer la experimentación a la que estaba dedicada el museo fueron la seña de identidad
del edificio.

El caso es que con el tiempo, el museo cayó en desuso y el singular edificio que lo albergaba sufrió toda clase de tropelías. Era una auténtica obra de arte, lo mismo que el museo, a punto de perderse. Finalmente, fue la Universidad quien lo compró.
Restauró el edificio, lo amplió con cuidado y lo adaptó al presente para poner en marcha de nuevo la actividad cultural que justificó su nacimiento. Ahora el museo está abierto a las visitas y ofrece al público un completo programa de exposiciones temporales.

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jueves, 10 de enero de 2013

Up The O2

The O2
Peninsula Square
Londres - Reino Unido


www.theo2.co.uk/upattheo2


Londres tiene la costumbre de reinventarse y de ir sembrando aquí y allá novedades que le añaden atractivos y la rejuvenecen. La última de ellas tiene que ver con el Estadio Olímpico -convertido en espacio para el ocio una vez terminados los juegos- y con su inclusión en el circuito de
las atracciones turísticas novedosas.

Y el atractivo está justamente en que se trata de una verdadera novedad, un concepto insólito que refuerza la idea de Londres como ciudad de sorpresas. Desde hace muy poco tiempo se ha inaugurado
un sendero que discurre por la misma cubierta del estadio. Sujeto mediante cables de acero y construido con una fibra textil de alta resistencia se ha dispuesto un 'camino' que recorre, al aire libre y por el exterior, la cúpula que cubre el estadio.

Los visitantes suben en un pequeño ascensor hasta el techo del edificio, equipados con un traje especial y con un arnés que deberán enganchar  a un cable que desliza a lo largo del camino y que los mantendrá sujetos,  sin riesgo de despeñarse. Luego, solo queda caminar cuesta arriba
primero hasta alcanzar el mirador situado en el punto más alto de la cubierta, a 53 metros del suelo. La vista desde él es espléndida y auténticamente única. Y finalmente habrá que descender por la continuación del camino hasta el otro borde de la cúpula, desde donde se regresa al suelo.

El invento es tan insólito como divertido. Y es una muestra más de ese arranque juvenil que muestra la vieja capital británica y con el que sorprende cada poco a propios y a extraños.

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