martes, 15 de marzo de 2016

The Met Breuer


945 Madison Avenue
New York, NY 10021

www.metmuseum.org/visit/met-breuer

El traslado del Whitney Museum a su nueva sede a orillas del Hudson dejó huérfano el edificio donde estaba instalado desde los años sesenta, en la avenida Madison de Nueva York. Un edificio singular, sin protección urbanística,
que más que una casa era una escultura urbana de importantes dimensiones. Estamos hablando de una obra de Marcel Breuer, el arquitecto y diseñador húngaro que dará nombre a partir de ahora al edificio, que con su aspecto ciclópeo
en forma de pirámide invertida creaba un fuerte contraste entre su exterior de apariencia brutal y su interior, recogido, de tamaño abarcable para el espectador y magníficamente diseñado para ofrecer una visita agradable a quien hacía el recorrido por sus salas.

Nueva York está llena de rumores sobre manos ocultas que mueven su extraordinario mundo cultural. Esta vez, un magnate de la industria cosmética e importante protector del Metropolitan Museum,
ha estado detrás de la idea de que sea este museo el que integre bajo su paraguas la vieja sede del Whitney para alejarla del negocio inmobiliario e instalar en ella las colecciones de arte moderno y contemporáneo.

El Metropolitan ha querido tratar el edificio Breuer como la obra de arte que es. Ha mantenido la pátina que el tiempo ha dejado en la piedra de la fachada y ha restaurado cuidadosamente el interior, eliminando incluso las 'mejoras' que
los antiguos usuarios habían efectuado a lo largo del tiempo.

La colección de arte moderno y contemporáneo del Metropolitan se lleva ahora al nuevo Met Breuer, situado a escasos diez minutos
andando del edificio clásico ubicado en Central Park. Y como no hay ahora museo que se precie sin exposiciones temporales, lo inaugura -marzo de 2016- con dos exposiciones que son un manifiesto del espíritu que anima esta nueva
aventura.

Una de las exposiciones tiene que ver con una reflexión sobre la terminación de la obra de arte y tiende un puente desde los clásicos de los que el Metropolitan posee una envidiable colección
-Rembrandt o Cézanne- a los artistas - Jackson Pollock o Robert Rauschenberg- de nuestro tiempo. Y otra lleva la mirada fuera de occidente, a la India con la obra de una artista que se sale de los parámetros que, para el arte de raíz europea
hubieran sido los normales, y que se han desarrollado, en cambio, de un modo distinto, por caminos que desvelan trazos que brotaron de otras tradiciones.

Nueva York no para de ofrecer novedades y ocasiones para visitarla y para justificar ese amor, convertido en seña de identidad, que en tanta gente despierta.

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