jueves, 26 de abril de 2018

Fundación Aïshti

Seaside Road, Antelias
Beirut - Líbano

www.aishtifoundation.com/

De acuerdo. No parece que Beirut sea hoy un destino que despierte pasiones entre los viajeros. O que aunque las despierte figure en la lista de lugares a donde ir. Y sin embargo, la capital del Líbano bulle, reconstruye lo que durante los años de guerra se
destruyó y, sin ser la Suiza del Próximo Oriente que fue, maneja dinero y proyectos espectaculares.

Uno de ellos viene de la mano de Tony Salamé, propietario del centro comercial más lujoso de Beirut instalado en el downtown y que ha
extendido sus tentáculos a los países vecinos Ahora Tony Salamé ha abierto un mall en Jal El Dib, un barrio al norte de la capital, junto a la orilla del mar, que nada tiene que envidiar a los más lujosos de cualquier parte del mundo. Las mejores marcas de moda, la máxima calidad y el gusto más exquisito están en el aire que Tony Salamé imprime a todo cuanto toca. Y por supuesto, el arte forma parte de esta combinación.

Tony Salamé  se convirtió en un activo coleccionista y en partidario de una especie de mezcla de lo sagrado y lo profano. Junto a su esposa Elham ha creado una fundación alojada en el nuevo centro comercial donde ha quedado depositada su importante colección de arte
contemporáneo. Casi dos mil obras de más de trescientos artistas componen la colección que se enriquece además con un programa de exposiciones temporales.

Toni cuenta que después de la guerra, Beirut necesita arte. Asegura también que
por encima de la religión u otras identidades debe haber un espacio compartido que una a las personas y que nada mejor que hacerlo alrededor de la cultura. Y sostiene -como buen libanés- que el negocio de vender y la actividad de comprar pueden convivir
con el arte con provecho para todos.

La Fundaciòn Aïshti ha sido un acontecimiento en Beirut. Y es una apuesta que pone, en lo que a arte se refiere, a la capital del Líbano en un lugar privilegiado de la cultura en el Mediterráneo oriental.

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martes, 3 de abril de 2018

Ordos Museum

Ordos
Mongolia Interior - China

Situado en Ordos, en la Mongolia Interior, el nuevo museo da la impresión de ser el secreto mejor guardado de China. Absolutamente espectacular por su arquitectura, pasa desapercibido en el panorama cultural donde prácticamente no ha dejado
referencias.

Una explicación puede ser el lugar donde se encuentra. Mongolia Interior no es precisamente una localización de paso para los aficionados al viaje y menos aún para los amantes de los museos.
Y Mongolia Interior tampoco es lugar que destaque por su patrimonio en eso que entendemos como obras maestras de la cultura. Ni Rembrandt ni Andy Warhol brillan con sus obras aquí.

Empecemos por decir que Ordos es -o está siendo- una nueva ciudad. Una ciudad plantada en el desierto, como Brasilia lo fue en mitad de la selva. El desierto de Ordos, que así se llama, necesitaba una ciudad que se levantó en el 2001 y que cinco años más
tarde rondaba los dos millones de habitantes. En China todo es grande y todo obliga a planificar de cara al futuro. De ahí que hiciera falta un espacio donde conjugar el pasado nómada y yermo, de tradiciones muy antiguas, con un futuro que no debía perder de vista lo
que ha sido una realidad muy reciente. El museo de Ordos es hoy un museo para la 'transición' y la idea es que dentro de poco se convierta en el contenedor de unas señas de identidad que sirvan para recordar un modo de vida arrollado por el progreso y destinado a
una rápida desaparición.

Hoy el museo es sobre todo el resultado de un brillante ejercicio de arquitectura. El edificio que lo alberga sorprende por su atrevimiento y su modernidad. Y sobrecoge por su tamaño. Desde el exterior se diría un objeto
imposible venido de otro mundo y desde el interior se percibe más como el resultado de un espectáculo realidad virtual que como un espacio material, que se puede tocar con las manos y cuya realidad no pertenece al mundo de la ficción.

Impresionante,
espectacular, insólito... son los adjetivos que mejor definen al museo. Son adjetivos de uso corriente, pero en este caso corren el riesgo de quedarse cortos porque el museo de Ordos desborda todo lo esperable incluso tratándose de China.

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