miércoles, 18 de julio de 2012

Boros Collection


Boros Collection
Berlín - Alemania

Un bunker, en medio de Berlín. Nada más sorprendente para exponer una colección privada de arte contemporáneo. Pero esa ha sido la idea del matrimonio Boros...

Reinhardstrasse 20, Berlin Mitte
Berlín - Alemania

www.sammlung-boros.de/

Un bunker, en medio de Berlín. Nada más sorprendente para exponer una colección privada de arte contemporáneo. Pero el hecho es que el matrimonio Boros, dedicado a la publicidad y aficionado a las tendencias más nuevas en el campo del arte, muestran su colección a base de
instalaciones temporales en un edificio que no tiene nada de habitual.

Durante la guerra, el célebre Albert Speer, para proteger ese Berlín que debía durar mil años, se ocupó de construir unos edificios masivos a prueba de ataques aéreos. Macizos, de hormigón, con interiores tan reforzados como el exterior, soportaron sin derrumbarse la guerra entera y quedaron en forma de grandes moles como recuerdos tan difíciles de demoler que fue mejor conservarlos.

Muy pocos han sobrevivido. El de los Boros, que sirvió de refugio a los habitantes de Berlín, se empleó, terminada la guerra, como almacén de ropa y luego de plátanos aprovechando la humedad y la temperatura estable que garantizaban los enormes muros que lo separaban del exterior.
Entrados en el siglo XXI los Boros lo compraron, instalaron arriba su vivienda ligera y transparente, con una vista sin límites sobre la ciudad en contraste con el resto del edificio. Y entraron con la piqueta en el interior. Una piqueta que ha modificado espacios pero que no ha evitado el carácter, a veces, opresivo,
del lugar, ni la inquietante sensación de estar en el interior de una máquina de guerra.

La entrada empieza ya por no resultar evidente. Ningún anuncio facilita al visitante encontrarla. Y el acceso a la recepción disuade más que invita a pasar. Dentro, los trabajos han sido sobre
todo de demolición. Se han tirado muros y se han abierto volúmenes de un interior donde todo era estrecho y de atmósfera agobiante. Ha sido una obra de excavación para ganar espacios y el resultado es para el visitante una experiencia que va a ser difícil repetir en otro lugar.


¿Y de la exposición? La exposición de las obras de la colección de los Boros es temporal y tiene mucho de 'instalación'. Por ello, la visita se organiza bajo petición previa, reserva de hora y con la explicación de una persona que acompaña la visita. Hacer un recorrido
por la colección dura más de una hora y la reserva -por internet puede hacerse- permite conocer cuándo la colección está abierta al público y cuando no, porque los cambios de la obra expuesta, cada vez que se producen, obligan a cerrarla durante un par de meses para atender a las exigencias
de las instalaciones.

La colección Boros resulta una experiencia insólita y de impacto poderoso. Quienes la visitan salen con opiniones contradictorias porque contradictorias son las sensaciones que produce. En todo caso merece la pena tenerla en cuenta porque se trata de algo único y sumamente atrevido en la visita a Berlín.

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miércoles, 4 de julio de 2012

Fábrica Moritz


Fábrica Moritz
Barcelona - España

La vieja fábrica de cervezas Moritz, en el centro de Barcelona, ha renacido de forma espectacular. Jean Nouvel ha estado detrás del proyecto...

Ronda de Sant Antoni 29 - Barcelona


Justo en lo que era el límite de las murallas de Barcelona se instaló a mitad del siglo XIX una importante fábrica de cervezas: la Moritz. Fue la más grande de la ciudad, la única que ganó una medalla de oro en la Exposición Universal de 1888 y la cervecería que abrió al público se convirtió en la sede de las reuniones
y celebraciones de un Barça que justo acababa de nacer.

El artífice de todo ello era alsaciano y su familia continuó con el negocio hasta finales del siglo XX. ¿Qué pasó entonces? Pues que el mundo de las cervezas era muy complicado y que adaptarse exigía mucho ánimo y determinación. Por supuesto, la vieja fábrica, que con el crecimiento de la ciudad quedó en medio de Barcelona, tampoco era de gran ayuda. Más bien estaba llena de inconvenientes.


Pero la rueda gira y los nietos de Louis Moritz decidieron recuperar la marca, la fabricación de la cerveza y la vieja fábrica. Y para esta última pidieron ayuda a Jean Nouvell, en el convencimiento de que una empresa tan ambiciosa exigía mirar al futuro y asegurarse de que una instalación que fue un hito
para la ciudad en el siglo XIX volviera a serlo en el XXI.  

En el antiguo local, muy cerca de donde el sombrerero de La sombra del viento tenía su comercio, Moritz ha abierto su cervecería totalmente renovada, con la sensibilidad
más actual. Nouvel ha jugado con el contraste de lo nuevo y de esa arquitectura industrial que hoy es un patrimonio cultural de primer orden. Los depósitos de fermentación en brillante cobre forman parte del paisaje interior que discurre entre luces y ambientes en color
cuidadosamente tamizados. Pero se ha cuidado también el espacio exterior construyendo un jardín vertical que añade variedad al conjunto, representa un encuentro de la ciudad mineral con la naturaleza y es un recuerdo a esta Barcelona abigarrada en cuyos barrios antiguos siempre convivieron la gente
y la industria, buscando cada uno espacios donde desenvolver su propia vida.

Moritz recuperando una parte de la antigua fábrica, se ha convertido en un centro gastronómico de primer orden y es ahora un local espectacular y único. El suelo que ocupa se ha dividido en espacios
conceptualmente distintos para dar cabida a la cervecería, a un "bar à vins", a una tienda dedicada a los productos de la marca y la cerveza, a otra tienda orientada a objetos de diseño que representan lo más innovador de la creación industrial... A primera vista es una iniciativa brillante de uno de los mejores arquitectos de la actualidad, pero es mucho más que esto porque su historia permite trazar un relato lleno de contenido y descubrir los caminos que permiten a la Barcelona de hoy enlazar con una larga y rica experiencia y con sus raíces en el pasado.

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