lunes, 25 de mayo de 2015

Giardino dei Tarocchi


Loc. Garavicchio, 58011 Capalbio Grosseto


www.giardinodeitarocchi.it


No acostumbra a llamar la atención uno de los jardines más vitales y alegres de Italia. Los famosos jardines del renacimiento y del barroco parecen llenar el catálogo en el que se inspiran los visitantes y ha dejado en la penumbra al más brillante y llamativo de
todos, el Jardín de los Tarots de Niki de Saint Phalle.

No es la novedad lo que lleva a hablar de él sino su considerable desconocimiento. Se inauguró en 1998 y compone un jardín de esculturas lleno de color y de imaginación que destaca en ese entorno armónico y rico en suaves matices que es la Toscana.

Niki de Saint Phalle, artista franco-norteamericana, provocadora, amiga de las vanguardias, grave en muchas de sus expresiones artísticas, fue creativa y vital en su faceta escultórica y manejó el color y la imaginación para convertir su obra
en una fiesta. En sus grandes esculturas para el exterior la influencia de Gaudí fue manifiesta y le sirvió de soporte para construir mundos llenos de referencias a los que dio vida de forma siempre sorprendente.

El Jardín de los Tarots emerge como un grupo de esculturas monumentales que hacen referencia a las figuras de ese juego esotérico, lleno de arcanos que nos traen noticias de las líneas ocultas que nos
envuelven y condicionan. Un guiño al misterioso jardín de Bomarzo plenea sobre este jardín mucho más actual y luminoso.

Barroco a su manera por la infinita combinación de piezas, colores y formas de las diversas
esculturas, lleno de sugerencias por la desbordante imaginación que desvela, sorprendente en cada rincón y en cada detalle, el Giardino dei Tarocchi será un argumento excelente para salirse de los itinerarios más transitados de la Toscana y descubrir un atractivo adicional en esta  región llena de tesoros.

Leer más…

jueves, 7 de mayo de 2015

Whitney Museum of American Art

99 Gansevoort Street, New York, NY 10014
Estados Unidos

whitney.org

Un potente edificio blanco y acristalado se eleva en Manhattan a orillas del Hudson. Acaba de inaugurarse y es la nueva sede del Whitney Museum.

El Whitney figuraba ya entre los grandes museos de Nueva York y
era una referencia para el arte contemporáneo. Todos los artistas más importantes norteamericanos, sobre todo pintores, estaban representados en el museo con cuadros de gran formato, siempre extraordinarios. El Whitney era un clásico en el Upper East Side, instalado en un edificio rotundo que los arquitectos definieron como 'brutalista' y que marcaba la sólida voluntad de representar a la vanguardia.


Una larga espera ha hecho falta para encontrar una nueva sede. Una sede de la que se venía hablando desde hace muchos años, y que el museo precisaba porque su colección no dejaba de crecer. Renzo Piano fue el arquitecto elegido para un proyecto que
resulta de entrada una excepción. A diferencia del antiguo Whitney, o del Guggenheim, el nuevo edificio no resulta espectacular. Casi defrauda con su carácter indefinido y por un aspecto que bien pudiera ser de unas oficinas o de un moderno edificio
industrial.

Pero ese ha sido el mérito de los arquitectos y de quienes eligieron el proyecto, porque el nuevo Whitney apuesta más por el interior y por el arte que encierra que por la envoltura para la que no se busca un
relieve especial. En cambio, con su diseño se pretende romper la barrera fuera/dentro para forzar que la calle entre en el museo y éste se desplace hacia el exterior. Por supuesto, todo un abanico de recursos se ha dispuesto para hacer más fácil la
configuración de paredes, la transición hacia el espacio abierto, la iluminación y la comodidad de la visita.

Y en todo ello, el emplazamiento tampoco es un azar dado que el museo se sitúa en el
curso de la celebrada pasarela que sustituye una antigua linea de ferrocarril elevado. Una pasarela que ha convertido la inútil estructura de hierro en un magnífico paseo que recorre, suspendido en lo alto, una buena parte de la orilla del Hudson. Si el antiguo barrio de la carne, el Meatpacking
District donde se ha consturido el edificio, quería despegar tras una ingente remodelación y un buen lavado de cara para convertirse en un foco de modernidad, el Whitney ha supuesto una contribución decisiva y un valioso aporte.


¿Y del antiguo edificio, qué queda? El antiguo edificio, que sigue siendo un hito para la vida de Nueva York, permanecerá cerrado un par de años. Pero no se perderá ni romperá con
su tradición porque el Metropolitan Museum piensa abrir en él una nueva sección para exponer una parte de su colección de arte contemporáneo.

Leer más…