martes, 10 de diciembre de 2013

Pérez Art Museum - PAMM

Pérez Art Museum - PAMM
1103 Biscayne Blvd.
Miami, FL 33132

www.pamm.org


A los españoles puede que Pérez Art Museum les suene al rótulo de alguna viñeta de Mortadelo y Filemón. Pero nada más alejado de la realidad. El Pérez Art Museum acaba de abrir sus puertas en Miami y es un modernísimo edificio salido del estudio suizo de Herzog
y de Meuron. Un edificio asomado a la bahía de Biscayne -Vizcaya para los hispanoparlantes-, al borde del agua, que respira el clima tropical de la ciudad y que rompe con la tradición art decó que es la seña de identidad de Miami.

Sujeto sobre pilares que lo elevan ligeramente del suelo y bajo el abrigo de un enorme techo, una galería con las mejores vistas rodea los espacios interiores dedicados a salas de exposición. Largos colgantes prendidos en la cubierta y convertidos en jardines verticales, ayudan
a transitar desde el espacio exterior dominado por el paisaje y por la luz del sol, al ambiente de luz más tamizada donde se exponen las obras que forman la colección.

El nuevo museo continúa en realidad la actividad del
antiguo Miami Art Museum centrado en el arte contemporáneo europeo, africano y americano y muy especialmente en la obra de artistas del sur de Florida. Pero recoge el impulso de su creador, un promotor inmobiliario de raíces
cubanas, nacido en Argentina y coleccionista de arte. Su colección, que ahora pertenece al museo, contiene un centenar obras de los grandes artistas latinoamericanos: Rufino Tamayo, Torres García, Diego Ribera...

Ya no se puede visitar Miami sin pasar por el nuevo museo, rodeado de las mejores vistas y provisto de una cafetería que bien merecerá la pena aprovechar para hacer un alto en el camino.

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lunes, 28 de octubre de 2013

Auckland Art Gallery Toi o Tamaki


Cnr Kitchener and Wellesley Streets
Auckland City - Nueva Zelanda

www.aucklandartgallery.com

Nueva Zelanda no destaca precisamente por el arte y la cultura. Lo suyo es una naturaleza extraordinaria y una sociedad joven y dinámica volcada, como la australiana, en la vida sana, las actividades al aire libre y el mantenimiento de algunas señas de identidad que trajeron con ellos los antiguos colonos venidos de
Europa.

Por ello hay que llamar la atención sobre la Galería de Arte de Auckland. Instalada en un edificio clásico de la mayor ciudad neozelandesa ha sido modernizada mediante el añadido de una construcción anexa que ha recibido el premio al mejor edificio del World Architecture Festival 2013 celebrado en Singapur.

La ampliación dobla el espacio dedicado a las exposiciones y ha servido de excusa para poner al día el conjunto entero. Pero lo destacable empieza por un atrio cubierto por elementos en madera a distintas alturas, soportados mediante esbeltas columnas
también de madera y que permite la transición sin ruptura entre el entorno arbolado que lo envuelve y el interior de perfiles rectilíneos y exquisitos muros de blanco perfecto, separado de fuera por grandes cristaleras.

El nuevo edificio representa un delicado ejercicio de integración con el edificio antiguo, pero sobre todo con el país entero. La naturaleza está presente en esta entrada monumental que ha querido respetar el medio natural y realzarlo utilizando madera de kauri,
el árbol autóctono que representa también a la cultura maorí, una cultura que Nueva Zelanda quiere en esta ocasión poner de relieve y rescatar para recuperar así sus más viejas raíces. La naturaleza que sirvió de cobijo a los primeros pobladores sirve de guía sutil para enlazar con
los mejores artistas de la cultura maorí cuyos trabajos destacan también en el museo.

El propósito de quienes se pusieron al frente de la renovación de la Auckland Art Gallery era dejar una aportación que contribuyera de manera sustancial al patrimonio histórico del país. Su trabajo lo ha conseguido y ha añadido un atractivo inesperado a esta ciudad espléndida.

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miércoles, 11 de septiembre de 2013

Fundación-Museo Evaristo Valle


Gijón – España
Camino de Cabueñes, 261 - 33203, Somió – Gijón


evaristovalle.com/

Descubrir lugares poco conocidos y sin embargo cargados de interés es siempre motivo de sorpresa y de deseo de hablar de ellos para darles la notoriedad que merecen. Si además forman parte de eso que llamamos ‘especies en peligro de extinción’, el deseo es doble.

Hablamos del museo/fundación Evaristo Valle, a las afueras de la ciudad de Gijón, en Asturias.

Para quienes no lo conozcan, Evaristo Valle fue un pintor que nació en la segunda mitad del XIX y vivió hasta los años 50 del XX. Asturiano, marchó a París donde conoció a los grandes de la época. Expuso en la capital de Francia, en Nueva York, en Londres y, por supuesto, en Madrid. Para decirlo con más
propiedad, fue un excelente pintor al que la salud no ayudó y pasó largas épocas de producción escasa. Pero su obra es variada, es extensa también, de gran calidad y llena de atractivo.

Una fundación recoge una parte importante de su obra y la expone en lo que fue una segunda residencia del
pintor, en una casa de época mantenida con extraordinario esmero y rodeada de un amplio jardín, convertido en museo de escultura.

Hoy Evaristo Valle es poco conocido fuera de Asturias y sin embargo sigue siendo considerado un gran artista.
El museo, nada grandilocuente, es a pesar de todo cuidadísimo, muy agradable y un auténtico regalo para los aficionados a la pintura.

¿Y en peligro de extinción? El lugar es exquisito y nada pretencioso. A su manera,
es modesto, pero vive sobre todo de fondos institucionales y de subvenciones cuando ni los unos ni las otras pasan por su mejor momento. En cualquier caso, el apoyo más sólido que puede recibir es en forma de visita. Merece la pena desplazarse y salir del centro de Gijón para disfrutar de él.

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martes, 30 de julio de 2013

MuCEM - Museo de las Civilizaciones de Europa y del Mediterráneo

Marsella - Francia


http://www.mucem.org/es

¿Había pensado alguien en ir a Marsella? Seguro que no. La segunda ciudad de Francia en lo que número de habitantes se refiere -eso dicen las cifras oficiales- había quedado al margen de esa carrera por brillar que habían emprendido las grandes ciudades.

Y sin embargo, con una larga historia y con un sabor inconfundiblemente mediterráneo tenía mucho que ofrecer. Ahora  reclama su presencia en el abanico que lugares que merecen visitarse con un museo extraordinario y a contracorriente con los tiempos que corren, más dedicados al ahorro que a la inversión en grandes obras culturales.

El museo de 'las civilizaciones de Europa y del Mediterráneo'  se ha construido junto al mar para acentuar su vocación mediterránea y ocupa tres espacios esencialmente distintos. Uno es el Fuerte de Saint Jean, una construcción histórica que
había quedado en desuso y que habla todavía de cuando los peligros venían del mar. Ajardinado y restaurado es un nuevo espacio ganado para la ciudad y la recuperación de una parte del patrimonio que acerca al presente los trazos de una larga historia a orillas del Mediterráneo.
Pero además, en un flamante edificio de perfiles geométrico y de fuerte impacto visual,  se ha dotado de las mejores instalaciones para mostrar la exposición permanente de los fondos del museo  y  para exposiciones temporales y otras
actividades.

El otro espacio es el muelle J4, un espigón que guarda el recuerdo de una historia no tan lejana de migraciones que hubiera quedado olvidada de no haberse incorporado al museo. Por él salieron y entraron quienes viajaban a
las colonias, a Argelia, a Túnez, a Marruecos, a Senegal... cargados de ilusiones y de incertidumbre. Y también salieron camino a los Estados Unidos quienes pudieron escapar de las persecuciones que sufrieron en los años convulsos que rodearon a la Segunda Guerra Mundial.


El tercer espacio, por fin, es un magnífico edificio en hormigón, inspirado en las obras escultóricas de Chillida, situado en el interior de la ciudad y que expone más piezas de la enorme colección que
conserva el museo.

Marsella ya no puede pasar desapercibida. El MuCEM se ha convertido en un poderoso foco de atención y reclama ahora una visita.

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jueves, 13 de junio de 2013

Mary Rose Museum


Historic Dockyard - Southamton
Reino Unido

http://www.historicdockyard.co.uk/maryrose2013/

No es que el HMS Victory nos traiga buenos recuerdos a los españoles. Todo lo contrario, pero es un barco magnífico. Fue el buque insignia de la armada inglesa en la batalla de Trafalgar, el barco que mandaba Nelson. Pero fue y sigue siendo el ejemplo singular de un buque de guerra de finales
del siglo XVIII.

Los españoles perdimos la batalla a pesar de haber dado muestras de heroísmo.  Y los ingleses que la ganaron elevaron casi a los altares el barco que encabezó la proeza, lo restauraron y lo convirtieron en un monumento nacional.
Pragmáticos como son, en el folleto que se entrega a los visitantes avisan de algunos de los secretos de la victoria inglesa sin exagerar en lo del heroísmo. Cuentan que mientras muchos de los combatientes españoles eran convictos, los ingleses confiaron la batalla a marinos profesionales. Y cuentan también -y hablo de memoria- que mientras el buque insignia español necesitaba algo más de tres minutos para disparar cada cañón, el ritmo de los artilleros ingleses era de un minuto y medio.

Anécdotas aparte, el  Victory es una preciosidad y una lección de historia. De historia y de cómo debió ser la vida en el mar y las batallas a bordo de un gran barco cuando justo acababa de empezar el siglo XIX. Hay que visitarlo.

Pero junto al Victory, se ha
inaugurado en mayo 2013 un nuevo museo dedicado al Mary Rose, un barco también singular de la época Tudor. El museo sorprende a primera vista como un alarde de arquitectura. Su forma elíptica, el exterior en madera y sus perfiles curvos asemejan las formas redondeadas de un barco,
esta vez varado en el mismo muelle.

El Mary Rose tuvo el privilegio de ser durante 33 años la nave real de Enrique VIII, aunque acabó naufragando  y pasó en el fondo del mar 437 años antes de ser rescatado. El museo que se ha inaugurado
ahora guarda los restos del histórico buque y trata, lo mismo que el Victory, de acercar al visitante a lo que era embarcarse unos siglos atrás y hacer la vida en condiciones difíciles surcando los mares.

Southampton, con una fortísima tradición marinera,
espera a los visitantes y los sorprenderá con este nuevo museo, de concepción muy moderna y con una presentación magnífica de la colección que expone.

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martes, 21 de mayo de 2013

Fuerte de Thula


Thula - Yemen

Aproximadamente a 50km de Sanaa, la capital de Yemen, se encuentra Thula, una ciudad parada en el tiempo, en medio de un durísimo paisaje de roca. Las casas, de piedra, se asientan sobre una intrincada geografía que da lugar a tortuosos desniveles y a contrastes inverosímiles. Pero no sólo ha sido el relieve el responsable de la configuración apiñada de la ciudad. La historia, conflictiva, hizo de las casas fortalezas cuyos elevados muros ascienden hacia el cielo. Y cuya decoración exterior habla también de una refinada cultura que pudo florecer en el entorno más inhóspito.

Entre las joyas de la ciudad está su fuerte, uno de esos nidos inexpugnables, que pudieron resistir a ataques y asedios y aseguraron el poder de tribus guerreras durante generaciones.

El fuerte de Thula ha sido restaurado y ofrece una imagen impresionante. Se reconstruyeron muros, se arreglaron torres, se consolidaron los complicados caminos que lo comunican con el llano, se reparó el viejo cementerio, se recuperaron vías de agua, la cisterna y la puerta de acceso... Ha sido una obra cuidadosa y agotadora porque se ha efectuado con medios muy parecidos a los que se emplearon siglos atrás en la construcción. Y no podía ser de otra manera porque la localización no facilita el empleo de medios modernos, la materia prima -la roca que se encuentra en el lugar- no da para soluciones imaginativas al gusto de algunos arquitectos y la mayor parte de los trabajadores han sido artesanos locales.

La restauración del fuerte es firme candidata a los premios de arquitectura de la fundación Aga Khan que premian obras muy singulares relacionadas con el mundo musulmán. Y es una noticia extraordinaria porque quedan muy pocos ejemplos de fuertes que han llegado hasta hoy tan íntegros como este en el mundo.

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martes, 23 de abril de 2013

The Blue Planet - Den Blå Planet



Jacob Fortlingsvej 1 - 2770 Kastrup
Copenhague - Dinamarca


www.copenhagenet.dk/cph-map/CPH-Blue-Planet.asp


Poco importa si uno es un amante de la fauna submarina o aficionado a los zoológicos cuando va de viaje. El caso es que ha abierto en Copenhague un acuario, tan extraordinario, que habrá que incluirlo en las visitas a la ciudad con todo el merecimiento.

Situado en una pequeña loma y rodeado de un estanque que predispone al visitante a entrar en contacto con el agua, su arquitectura tiene en el exterior la suavidad de una ola, o mejor de una duna, que se recorta en el cielo dibujando un perfil perfecto con reflejos y cambios de luces sutiles siguiendo sus exquisitas curvaturas y la incidencia de los claros rayos del sol.

El interior, oscuro, recrea la sensación de quien penetra en el agua y se sumerge en una atmósfera de luces suaves teñidas de azul. El resultado no puede ser más espectacular cuando el visitante se adentra en los espacios profundos, debajo de la superficie de una orilla imaginaria. Ventanales enormes ponen a la vista auténticos paisajes marinos a los que dan vida el movimiento armonioso de los peces. Peces grandes y pequeños, además de mamíferos de tamaño y de aspecto inquietantes, que se deslizan rozando el cristal que los separa del público.

Blue Planet es el nombre elegido para el acuario y para el complejo edificio que lo alberga y sorprende. Conviene no olvidarlo porque añade un nuevo y poderoso aliciente para quienes visiten Copenhague.

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miércoles, 20 de marzo de 2013

Palais de Tokyo


13 Avenue du Président Wilson
75116 Paris, Francia

www.palaisdetokyo.com


A cualquier iniciativa le resulta difícil asomar la cabeza entre tantos museos y espacios culturales extraordinarios como tiene París. El Louvre, el Quai d’Orsai, el Quai Branly, el Centro Pompidou entre los de primerísima categoría, o el Guimet de arte oriental o el Picasso entre los de segunda resultan tan espléndidos que cualquier iniciativa que quiera hacerse un hueco a su lado corre el riesgo de pasar desapercibida.

No ha hecho un año de la inauguración oficial del ‘lifting’ del Palais de Tokyo, un espacio dedicado al arte contemporáneo, un centro que da una oportunidad a la experimentación y por ello también al asombro y al rechazo. El Palais de Tokyo se construyó para la Exposición Universal de 1936, aunque con otro nombre, pero con un estilo monumental, un aire poderoso y maneras art-decó. Es un edificio grande, aunque no lo aparenta, porque está en el escarpe que mira al Trocadero y se desarrolla cuesta abajo. Pero el interior es enorme y se ha destinado a llenar un hueco institucional en la agitada vida de la creación artística parisina.

En el interior, la entrada a las salas de exposiciones puede decepcionar porque el arte más actual juega a menudo con la falta de armonía y encaja mal con espacios ordenados. Exposiciones, instalaciones, vacíos, ambientes… se despliegan por las diversas salas del Palais y en sus distintos niveles, en un entorno descarnado, con apariencia de estar en fase de construcción o directamente de ruina en una línea que recuerda a la rehabilitación magnífica que se ha hecho de Matadero de Madrid.
Quien quiera ver algo distinto en París, más allá de las grandes atracciones habituales, y no se asuste por lo que pueda venir de ese filón tan controvertido que es el del arte contemporáneo, celebrará la visita al Palais de Tokyo, que además tiene un restaurante-cafetería bien interesante.

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