viernes, 16 de noviembre de 2018

The Grill / The Pool

Seagram Buliding,  99 E 52nd St, New York,
NY 10022, EE. UU

thegrillnewyork.com/

Después de una importante obra de restauración abrieron en Nueva York The Grill y The Pool, los restaurantes situados en el famoso Seagram Bulding y que, bajo la enseña de Four Seasons, se convirtieron en un lugar de culto de la ciudad. Aquí celebró
Kennedy la cena de su 45 cumpleaños y aquí se reunían la flor y la nata de los ejecutivos, brokers, empresarios y celebridades neoyorquinos.

El edificio Seagram fue una auténtica revolución. La famosa destilería canadiense
eligió para su cuartel general en NY a Mies van der Rohe para lo que fue, en su momento, el edificio más caro de la historia. Y el restaurante instalado en su planta baja se convirtió enseguida en un éxito indiscutido: era, también, el más caro de la ciudad con un loby decorado con obras de Miró, Pollock o Picasso.

Pero NY no perdona y el restaurante Four Seasons heredero del Grill Room y el Pool Lounge se consideró anticuado ante la incesante carrera por la renovación que la ciudad adoptó como modo de vida. En 2016 una importante subasta puso a la venta 200 sillas Barcelona
de Mies va der Rohe, mesas de Eero Sarinen, cubiertos y vajillas de Ada Huxtable y mucho más tras el cierre del restaurante. Pero a estas alturas el lugar era ya un espacio histórico y protegido hasta el último detalle.

El nuevo propietario,
promotor inmobiliario y coleccionista de arte también, fue consciente del valor extraordinario que tiene el lugar. La renovación emprendida, dice, trata sobre la recuperación del arte a partir de 1958 cuando se construyó el edificio y
contaba con obras de Joan Miró, Franz Kline y Joan Mitchel. Y con este objetivo, para la recepción se ha elegido una escultura monumental de Calder acompañada de una pintura de Twombly y se han reeditado para renovarlos
los muebles originales entre los que se cuentan las sillas Brno de Mies van del Rohe que daban personalidad al local.

Los nuevos The Grill y The Pool han abierto sus puertas con un ambiente más joven, menos encorsetado del que
tenía cuando se conocía como el Four Seasons. Siguen ocupando unos de los espacios más valorados de la arquitectura de vanguardia del siglo XX y, aunque no sean precisamente baratos, quienes los visitan parecen estar de acuerdo de que en Europa un lugar equivalente tendría precios sin duda superiores.

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